sábado, 27 de marzo de 2010

Colombia pierde puntos con el agua.

Colombia tiene 737.000 ríos, quebradas, caños y lagunas. En el territorio caen cada año, en promedio, 3.400 kilómetros cúbicos de lluvia, y de esta escurre por nuestros ríos aproximadamente el 70 por ciento. Sin embargo, hoy están en emergencia más de 150 municipios del país por desabastecimiento de acueductos y sistemas de riego. Independiente de la influencia sobre esta situación de fenómenos como El Niño, cabe preguntarse qué está pasando con el agua.
El país ocupó en los años 90 el cuarto lugar en el mundo por disponibilidad de agua, para caer luego al puesto 24 y, si hiciéramos el análisis hoy, esta tendencia continuaría, con seguridad, en descenso.
Algunos expertos culpan al aumento de la población en Colombia.
Otros, al incremento de actividades productivas como señal de la reactivación económica, acompañada de una mayor demanda sobre el recurso, lo cual suena lógico. A eso debemos sumarle la pérdida de la oferta del agua en cuencas abastecedoras.
De acuerdo con investigaciones del Ideam, y en concreto el Estudio Nacional del Agua 2008, la disponibilidad de agua disminuye con una tasa anual de 1.000 metros cúbicos por persona en el país. Quiere decir que por cada colombiano que en su casa consume aproximadamente 36 metros cúbicos de agua al año, el país pierde la posibilidad de disponer de 1.000.
El panorama se torna más crítico cuando se le agrega la presencia de amenazas como los largos periodos de sequía, cada vez más frecuentes, durante los cuales regiones como los departamentos del Cesar y La Guajira han registrado una pérdida de casi el 100 por ciento de su precipitación promedio en los últimos meses, superando registros que hace 30 años no se veían.
Así mismo, los niveles de los ríos Magdalena y Cauca cayeron en los últimos meses en casi un 40 por ciento respecto del promedio histórico. Otra amenaza es el cambio del clima que en Colombia ya no es una hipótesis, es una verdad contundente.
Los registros históricos de precipitación del Ideam y la proyección de lluvias muestran a las regiones Caribe y Andina como las más amenazadas por la reducción de la lluvia, a pesar de las tormentas. Y las áreas nuevas que entrarían en este escenario serían el piedemonte llanero y amazónico.
Un salvavidas para el agua
Para entender este panorama y reducir la vulnerabilidad frente a estas amenazas es necesario, primero, aceptar esta realidad y apropiarse de esta información, como la línea base para el desarrollo de los territorios.
Segundo, intervenir de inmediato en la oferta mediante el aumento de la cantidad y la mejora de la calidad del agua, también la demanda, con la disminución de la presión sobre el recurso hídrico y mejorando el análisis integral de su aprovechamiento.
Estas medidas deben acompañarse de una estrategia que fortalezca la capacidad institucional del país y de sus territorios para enfrentar estos escenarios, y garantizar el abastecimiento de agua, controlar sus amenazas y vulnerabilidades.
También debe implementarse la política hídrica colombiana, que fue presentada ayer, y diseñar una estrategia nacional de compensación e incentivos para la conservación que evite la deforestación, la degradación de suelos y acuíferos y que actúe, por el contrario, como bodega de este recurso para épocas críticas como la que enfrentamos. Esto genera beneficios económicos, aumenta la riqueza del país y mejora la calidad de vida de los colombianos.
Tenemos derecho al acceso equitativo al agua, pero este derecho está condicionado a nuestro compromiso por protegerla, como el único principio no negociable.

RICARDO LOZANO
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
DIRECTOR GENERAL DEL IDEAM